una docena de años – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

una docena de años

Doce años son muchos, sobre todo si tiene que ver con internet. Y doce años son los que llevo aporreando el teclado (el mismo, el torcido) para dejar historias en este blog. Algunas son mejores, muchas son citas y sólo en un puñado me permito dejar cachitos míos desperdigados. En 1607 entradas da tiempo a equivocarse, rectificar y volver a cagarla muchas veces.

Todo empezó porque tenía la idea absurda de que, si me iba a dedicar a esto de los ordenadores, internet y los servidores grandes como lavadoras, necesitaría una página web, un dominio personal donde alojarla y unas cuantas cosas más. Quería, también, escribir en la web, dejar algún texto de los que perpetraba y alguna descripción de la tierra donde me había ido, para que mi familia (y sobre todo mi madre) lo leyesen y se quedasen un poco más tranquilos.

Como la arrogancia es atrevida, la primera versión de esta web la hice yo, a mano, con mis conocimientos de html pelados (y así quedó). Para la segunda versión ya utilicé un lenguaje de programación y le rogué pedí a supereimbrous que me hiciese algo bonito con el diseño. Otro amigo, Carlos, se encargó de reservar el dominio y lo hizo de aquella manera así que el primer año todo esto estuvo alojado bajo n1mh.com. Al año, definitivamente, reservé el dominio que quería y lo moví todo aquí, al .org, al lugar de las organizaciones sin ánimo de lucro (o de las orgías, si tienes el día tonto). Tuvieron que pasar varios años para que encontrase, por puñetero azar, una imagen de las líneas de Nazca, del mono, para saber que ese dibujo que creía de un niño cuando lo incorporé a la cabecera, lo habían pintado los nazcas 1500 años atrás.

Hace algunos años, cuando dejé de ser un asturiano en Extremadura y pasé a ser un extremeño del norte, la necesidad de contar que hacía por aquí decreció y, con ella, las entradas en el blog. Es normal, me dije, ya no te pasan cosas nuevas cada día. Aún así, continué a buen ritmo, escribiendo por el mero hecho de juntar palabras. Un tiempo después abrí otros blogs, temáticos, para no mezclar mucho. Los cuentos, en cuentascuentos.org; las cosas de linux, en debianhackers.net; los relatos más largos en el extinto Taller de las palabras; los textos del Savoy en historiasdelsavoy. No pasaba nada, todo seguía igual pero más ordenado. Así no tenía que comenzar las entradas de linux con un aviso para mi madre, indicándole que ni se molestase, que volviese otro día.

He releído lo que llevo y escrito y mismamente parece una entrada de despedida, de esas que escribes cuando vas a cerrar un blog. Nada de eso. Simplemente me he puesto a recordar qué me llevó a mantener un sitio así durante una docena de años. No tengo una respuesta clara, sobre todo si tenemos en cuenta que, cuando en 2004 decía que tenía un blog muchos pensaban que se trataba de una enfermedad rara e incurable. Fue algo así como lo de Forrest Gump, que un día te pones a correr y cuando te quieres dar cuenta has ido y vuelto tres veces de costa a costa. He tenido casi una docena de blogs y este, el sueño del mono loco, el primero, el primogénito, estará mientras yo esté. Sencillamente no sé abandonar a los amigos.

¡Feliz duodécimo cumpleaños, mono!
(y a por otros 12 años)

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