XL – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

XL

Hace un año jota me advirtió que empezase ya pensar en la tontería del siguiente cumpleaños. Son los cuarenta, dijo, empieza la crisis de la mediana edad y tienes que tener los deberes hechos. Cómprate un deportivo, una moto de Ángel del Infierno o preparate para ser el representante olímpico de biatlón. Haz algo grande, loco y no mires atrás. El bueno de jota, pensando y planificando a un año vista nuestra crisis de los cuarenta.

Y llegó. Hoy cumplo cuarenta años teniendo la extraña sensación de que me sobran veinte, que la cara del tipo del espejo no ha cambiado desde 1996 y mucho menos la mentalidad. Porque parece que me muevo y actúo según los parámetros de entonces, los de un veinteañero que aún no se ha percatado de que no es inmortal ni dispone de todo el tiempo del mundo. Estoy prácticamente seguro que hasta respondería lo mismo en alguna de esas encuestas rápidas de revista que evalúan tu nivel emocional y estoy seguro, también, de que no serían las correctas.

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Huelga decir que sí he hecho mi pequeña contribución a la merecida fama de la crisis de los cuarenta y desde hace una semana luzco un tatuaje en mi antebrazo. Eso sí, la coherencia me alcanzó para negarle la mayor al tatuador que pretendía hacerlo de lado a lado del brazo, como aquellos de Camaron que arrasaron en los ochenta y noventa. Mi madre, que a la hora en que se publique esto estará de viaje a Mérida, aún no lo sabe y, precisamente ahí radica la locura y puede que no cumpla los cuarenta y uno :).

PD el título no es la talla de camisa que gasto. Una pista: numeración romana.

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