Hubo un tiempo en que el indio dominaba nuestras vidas, calmaba nuestros dolores y era uno más de la familia. Hace ya tiempo de aquellos días, pero aún hoy llega hasta nosotros la llamada… ¡te oigo, maestro!

Hubo un tiempo en que el indio dominaba nuestras vidas, calmaba nuestros dolores y era uno más de la familia. Hace ya tiempo de aquellos días, pero aún hoy llega hasta nosotros la llamada… ¡te oigo, maestro!
