Hubo un tiempo en que el indio dominaba nuestras vidas, calmaba nuestros dolores y era uno más de la familia. Hace ya tiempo de aquellos días, pero aún hoy llega hasta nosotros la llamada… ¡te oigo, maestro!
AUTOR
diego
Pues eso, alguien loco, con cinismo, pleno de deseo y vacío de saliva de tanto gritar en el desierto.
1657 entradas
También te puede interesar
Ya me han pasado las fotos de la bonitada del pasado sábado y, sinceramente, me surgen dudas. Con todo lo sano que […]
El día 11 hará cuatro años que me compré el coche. ¡Joder, cómo pasa el tiempo! Hace dos días tuve que pasar […]
No hay extracto porque es una entrada protegida.
Yo no lo sabía, pero Carlos Herrera se ha encargado de contarme la historia de Ricardo Mayo, un emigrante desde Villanueva de […]