El pasado fin de semana, mi tío y mi primo, el picoleto, se pasaron por aquí de camino a Baeza donde éste último comenzará su instrucción y formación para tan noble trabajo. Ya había tenido sus dos meses de despedidas, de cenas y hastaluegos, con amigos y familia, pero curiosamente nadie, hasta el sábado, le había regalado algo que fuese a utilizar a diario, un complemento al uniforme. Y, por lo visto, el tampoco sabía muy bien cómo usarlos 😀
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picoleto