Ayer publicaron una carta al director que envié al diario HOY (pertenece al grupo Vocento, así que ni me molesto en enlazarlos) para comentar la aparición de unos post-it con mensajes de ánimo en los espejos retrovisores de varias zonas de Mérida. La iniciativa me gustó tanto que decidí escribir al periódico local y contarlo. Al menos, de esta forma ya puedo decir que he publicado algo en un periódico regional.
Mensajes optimistas en mi calle, hoy. La culpa es de @happy_postit. @ La Casona de n1mh http://t.co/1FQk10G2eI— diego mtnz castañeda (@n1mh) November 24, 2014
Pongo el texto a continuación porque en la imagen no se aprecia completamente. Tengo que decir que el título no es cosa mía, alguien se lo puso antes de mandarlo a imprenta porque en mi correo electrónico no constaba. Supongo que no es tan malo, aunque un poco más moñas de lo que yo hubiera elegido. La próxima vez lo tendré en cuenta.
NOTA: publico aquí la versión corregida porque, sí, tenía una falta de ortografía que eme encontró. Ya me he flagelado y actualmente escribo en un rincón, de cara a la pared.
La mayor parte de las noticias que nos asaltan hoy en día son negativas. Noticias políticas, escándalos de todo tipo y algún que otro aprovechado intentando sacar beneficios a cualquier coste. Por eso, una iniciativa llevada a cabo en Mérida me ha sorprendido y gustado, a partes iguales. Alguien, de forma anónima y altruista, se dedicó a dejar mensajes positivos en los espejos retrovisores de los coches aparcados en varias calles, la noche del viernes pasado.
Para difundir los mensajes emplearon los post-it, esas pequeñas notas adhesivas de colores chillones y diferentes formas que, desde el ángulo adecuado, parecían banderas ondeando en los retrovisores. En mi coche encontré el siguiente mensaje: «La mejor forma de quejarse es HACER ALGO. @happy_postit». Me entretuve unos momentos leyendo los de otros coches y pude leer mensajes sencillos, a caballo entre los lemas de un libro de autoayuda y el estribillo pegadizo de alguna canción veraniega. Y puedo decir que cumplen con su tarea porque estuve unos minutos yendo de coche en coche, leyendo los mensajes destinados a alegrar a otras personas.
Luego, al llegar a casa, me colé en el perfil de twitter de los post-it felices y no paré hasta llegar al mío. Es un alivio comprobar, de tarde en tarde, alguien se cansa de tanto desánimo y, armados con un bolígrafo, unos pedazos de papel y las ganas necesarias para hacer algo por los demás, salen a la calle a pintar sonrisas. Y sólo queda agradecerles el esfuerzo y desearles muchas más noches de gloria y sonrisas. ¡Gracias!