No tenía pensado repetir cita porque, entre otras cosas es demasiado azucarado para mi gusto, pero ¿quien no haría una locura por su madre?
El libro, hasta donde yo recuerdo, trata sobre una española que por motivos políticos (creo) se ve obligada a vivir en Francia, donde conoce a Etienne, el Esteban que aparece aquí y con el que tiene una apasionada historia de amor.
Es tierno, bonito, sencillo y creo recordar que acaba de una forma diferente a la esperada. ¡Ah! Y está en el salón, junto a la estanquera de mármol ;).
— ¿Qué es el amor Esteban? Dímelo. Yo no sé nada. Me doy cuenta ahora de que nunca he sabido nada de nada.
Bordeábamos lentamente el mirador.
— Amor es esto: caminar el uno al lado del otro y darse cuenta de que nuestros pasos son acompasados; amor es no pensar en sí, sino en la felicidad del otro, en el placer y el bienestar del otro; amor es el tormento de la ausencia, llena de deseos e inquietudes; amor es la serenidad de la presencia, presencia tan colmada que puede incluso prescindir del deseo y la posesión; amor es hacer con naturalidad las cosas más absurdas […] sin pensar en el ridículo; amor es la sencillez absoluta de todos nuestros gestos, actos y pensamientos; amor es sentirse feliz con el amado, a solas, en medio de la muchedumbre, entre la belleza o en la fealdad… No sabría decirte más del amor. Tú eres todo amor. Intuitivamente deberías conocer cuanto te he dicho, a no ser que no hayas amado todavía.
Duermen bajo las aguas, Carmen Kurtz.
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2 ideas sobre “duermen bajo las aguas (y 2)”
Joder, n1mh, si en realidad eres un romántico!!
Lo que pasa es que el amor que se describe aquí es en realidad el AMOR, con palabras mayúsculas. Es una amor que no existe. Es un amor sin pensar en uno, sino sólo en la persona amada. Eso, creo, que no existe. Me explico: si nos dejase nuestra pareja por lo que sea, pero es feliz, deberíamos estar contentos. Y eso no es así. Es un amor egoísta, en realiad.
¿Para tí existe el amor, tal y como lo describe aquí Carmen Kurtz?
PD: Esta conversación ya la tuve con un amigo, y no llegamos a ningún acuerdo ni conclusión…
Sí, ¡qué carajo! Uno tiene su corazoncito y de vez en cuando gusta de rescatar viejos textos que le han revuelto las ideas y las tripas. Aunque los años te abren los ojos y te obligan a cambiar el punto de vista.
Sí que existe, lolo, lo que pasa que es efímero y fugaz. Pongamos un ejemplo: haz memoria y recuerda los seis primeros meses que pasaste con tu chica (la mayor, no la pequeña que aún no los ha cumplido ;)), cuando no había problema suficientemente grande y cualquier tontería te hacía sonreir durante días.
Después, como todo, se gasta o se transforma y depende de cada uno elegir qué camino tomar.