Es sobrecogedor el texto que unos padres han escogido para recordar el primer aniversario de la muerte de su hija. La esquela dice así:
El alcohol que otro bebió, a ella le mató el 17 de abril de 2005, en un mal llamado accidente de tráfico. Tenía sólo 20 años.
Y es que ya nadie hace caso de las señales, de los anuncios cada vez más crudos de la DGT (que conste que me parecen bien), de las estadísticas y, en mayor medida, de los accidentes que se pueden ver en la carretera una Semana Santa cualquiera. Ver un telediario en estas fechas es sinónimo de capirotes y hierros desvencijados.
Para más INRI (nótese la simbología tan de estas fechas), los coches corren cada vez y, por si no es suficiente, algunos deficientes mentales se empeñan en modificarlos hasta arrancarles seis caballos a un cuatro latas paupérrimo que, si, alcanza los ciento cincuenta kilómetros por hora, en bajada y con viento a favor, pero no puede frenar, no tiene estabilidad y va descontrolado.
Uno ya acumula muchas millas en las patitas y sabe que los accidentes son cuestión de números: a cada conductor se le asigna uno al salir de casa y cada día se sacan X números de la bolsa. A aquellos que emulan a Fernando Alonso, que beben antes de coger el volante o que creen que pueden inventarse sus propias normas de circulación, a esos, el destino les llena la bolsa de números, aunque los kilómetros tambien dan puntos. En una vida pasada hice muchos, muchos kilómetros y poco a poco veía que mi bolsa se llenaba y aprendí lo que no debía hacer viendo accidentes desde la ventanilla del coche.
Vía: elmundo.
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3 ideas sobre “El alcohol que otro bebió a ella le mató”
En esa bolsa llena de números, a veces aunque tu dipsongas de pocos, alguien invade tu espacio y te lleva por delante, supongo que como la chica de la esquela que también a mí que impresionó, y con pocas palabras dice mucho más que los anuncios de la DGT, que tambien me parecen bien, pero sigo pensando en educación vial en las escuelas, y más control en coches sin seguros, sin carnet, etc. y mucho más control, así todo, cuando uno sale a la carretera, por desgracia, se la juega. Besos.
No hay ni un solo día que no me encuentre con alguien que te haga reflexionar si es bueno seguir conduciendo y es que por desgracia la mayoría de las veces (como el caso de la chica) no por conducir según las normas básicas de circulación te libras.
Estamos en la época en la que lo mola es tener el coche más tuneado que tu amigo, hacer carreras tipo Fast to Furious en tu ciudad o pueblo, en correr lo máximo posible, en detectar dónde se encuentran los radares para saber cuando hay que ir a 120 en vez de 180, la era de los botellones en las afueras de la ciudad (evitamos el ruido, pero le damos otra oportunidad para coger el coche y beber, beber y seguir bebiendo)
Y es que esto no es un juego en el que puedas repetir la fase si el coche vuelca, y las personas que mueren pierden la vida de verdad. Es triste.
Conducir es, cada día más, una necesidad. Lo que no necesitamos son flipados [1]. Y lo peor es que esto no mejora, va claramente a peor.
[1] http://www.n1mh.org/index.php/2006/03/30/gilipollas-dias-soleados-y-calzadas-secas/