¡al fin! después de más de tres semanas, he encontrado piso. al principio resultaba divertido; conocer la ciudad a través de sus pisos es una curiosa experiencia. más adelante, en la segunda semana, vas conociendo a esos «habitantes» del inframundo de los pisos de alquiler y compartidos. seres extraños y cordiales, futuros compañeros de lo cotidiano.
al final, me voy yo solito, como una persona mayor, un adulto en pleno ejercicio de sus funciones. espero no estar enviando mei-deis en un mes o dos 😛
por cierto, de baratito, nada… para que luego salga cualquier ministro del ramo diciendo que las casas, son caras porque tienen demanda. ¡manda guebos!