Me están entrando unas ganas terribles de jubilar a indo (esa pequeña joya de mi corona: pentium 200, 85 megas de ram, todos los discos duros que apañé, grabadora SCSI, ejecución 24/7, etc…) y, claro, empieza la polémica.
indo fue el primer ordenador que pagué, hace ya ocho años. Fue, como no podía ser menos, un capricho hecho a medida y caro, pero al final, esa calidad (y la pasta que me costó) ha perdurado hasta hoy. Siempre lo pongo como ejemplo cuando alguien argumenta el porqué estar a la última en hardware (para qué, si lo que importa es el software) y, a la mínima oportunidad, cuento que estuvo como servidor de producción durante cuatro meses largos, sustituyendo a kali (que sepas, rumano aficionado a entrar en máquinas ajenas, chapucero de las narices, que te sigo buscando y que no tengo prisa…) y sirviendo todo lo que ésta no podía servir. Páginas épicas de un ordenador reconvertido en servidor, montado y desmontado mil veces y banco de pruebas de todo chisme con circuitos que cayese en mis manos.
Ahora indo sigue a los suyo, sirviendo de servidor de descargas :), metido en un armario, haciendo ruido y pasando calor. Por eso he pensado en la jubilación o, mejor dicho, en la reasignación de tareas. Y había pensado en este juguete que, desde que lo vi me ronda la cabeza y me lia, lo reconozco.
Ventajas: no tiene ventiladores que hagan ruido, no ocupa, es bonito, es pequeño, lleva Mac OS X, es potente y tiene todo tipo de puertos.
Desventajas: son 500$ (que no es tanta pasta), ¿que co** hago con indo?
Ahora a pensar…