Buenafuente rechaza un premio que también le han otorgado a Jimenez Losantos.
«Ante la libertad de premiar», decía ayer Andreu Buenafuente, «está la libertad de rechazar el premio, y este Micrófono de Oro lo rechazo porque no quiero estar en el mismo palmarés que un personaje cuya concepción de la radio es por completo ajena a la mía. Yo respeto mucho esta profesión, y la forma que tiene esta persona de llevarla a cabo me ofende. No es la radio que a mí me gustaría para este país. Se puede optar por la discrepancia en silencio, pero yo he optado por decir en voz alta que no soporto estos premios salomónicos que tratan de honrar colores imposibles. Así tratan de decir que todo vale, y poco a poco se va pudriendo el periodismo. Y quería dejar clara mi discrepancia. En voz alta».
¡Me encanta este tipo!. Desde que apareció por Antena 3 para quitarle el puesto de los Late Show a de la basura de Telecinco, Sardà creo que se llamaba, ha mantenido una coherencia y una línea de acción dificil de encontrar en la televisión.
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buenafuente, coherencia
2 ideas sobre “libertad para premiar, libertad para rechazar el premio”
Me gusta mucho, sobre todo los comentarios que hace al principio del programa, lo veo pocas veces, porque para mí es muy tarde y me duermo. Pero tiene un humor distinto, el otro día haciendo una entrevista a unos espermatozoides cansados, fué genial. No sabia lo de rechazar el premio, pero me parece muy bien que no quiera compartir espacio con el impresentable de Losantos. Por cierto, que el Sardá primero en la radio y despues en la tele fué estupendo, rompedor e imaginativo, los últimos tiempos mal, pero tenemos que mirar toda su trayectoria, no solo lo último.Besos
Ya no es el único que está en contra del premio al vocero de la iglesia: Luis del Olmo ha dicho que se va a bajar del estrado cuando éste suba.
Lamentablemente, las trayectorias se miran completas pero sólo se recuerda lo último y, lo último de Sardá fue nefasto y horrendo, un montón de mierda envasada y servida por la noche que no daba tregua. Con la llegada de Buenafuente y de Eva Hache (otro gran programa) se vió que sí, que otra televisión era posible y que no hacía falta emitir por antena tanta inmundicia, que se podía recurrir a otro humor y a una forma más elegante y tranquila de hacer un late-show.
Personalmente, de Sardá me quedo con los gallifantes 😀