O, más concretamente, ‘O rei das impresoras’. Aborrezco estos periféricos ruidosos, cansinos y manirrotos que vuelcan pantallazos al papel. Aborrezco la facilidad con la que se atasca el papel y se termina el tóner, lo poco imaginativos que son quienes diseñan la interfaz de usuario, con sus iconos crípticos y, sobre todo, aborrezco a las gentes daltónicas que no distinguen el amarillo del verde, ni si está parpadeando o no un LED del tamaño de un garbanzo.
Hoy, gustoso, sería charcutero.
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