Gonzo TBA sigue ilustrándonos desde la lejana Alemania.
Ahora, con la llegada del verano, las oficinas se han convertido en un infierno. Se supone que el edificio tiene un sistema inteligente de manera que operando automáticamente las persianas y las ventanas se regula la temperatura del ambiente. Debe de ser cierto: la temperatura oscila entre los 35 grados y la de cocción. Si intentas abrir una ventana para que entre el aire te saltan tres personas al cuello con la historia de que el edificio inteligente va a refrescarlo todo. No se dan cuenta de que el sistema sencillamente no funciona, y al final uno circula todo el día con las pelotillas en almíbar.
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