Desde hace años mantego correspondencia con una amiga, ele, de manera más o menos habitual, con el permiso del omnipresente teléfono móvil, claro. Este es un mundo acelerado y tecnológico que, en teoría, nos facilita mucho la comunicación (no hay más que mirar los anuncios de las operadoras de telefonía).
No es fácil escribir una carta, personal, lenta, artesanal, cuando el sentido común te dice que hay mejores manera de contar cosas, que ya habrá caducada cuando el cartero la deje en el buzón de destino. Si además cuentas con un weblog, la facilidad para dejar comentarios e iniciar hilos aumenta un poquito más la (ya de por sí grande) cuesta arriba.
Por eso, para no olvidarme de porqué escribo cartas, he hecho esta pequeña lista.
Cartas
- Es apasionante enfrentar se a un papel en blanco… y ganar.
- Es lento y sosegado (suelo tardar un par de horas en escribir una carta).
- En un mundo rápido y hecho de aluminio, es artesanía.
- A mí me ilusiona encontrarme con una carta manuscrita en el buzón.
- Es personal, implica un conocimiento del receptor de la carta.
- Deja rastro. El papel sigue siendo mi almacenamiento favorito.
- Está manuscrita. Los bits no pueden imitar la caligrafía, la fuerza con que se presiona el bolígrafo contra el papel, el perfil de la carta.
- Implica un esfuerzo y una molestia. Tres minipuntos.
Weblogs
- Es cómodo. Accedes, escribes y ¡listo!
- Es rápido, inmediato y llega a mucha gente (si quieres).
- Te enfrentas a un cursor parpadeante sobre un fondo blanco y también se puede ganar.
- Importa el que dirán. Normalmente, no se publican datos personales y se procura no ser polémico.
- No es tan laborioso y el teclado ayuda a olvidar al bolígrafo.