¿dónde está Peter Jackson cuando lo necesitas? – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

¿dónde está Peter Jackson cuando lo necesitas?

Antes de nada, un aviso. Esta entrada es una crítica de la película Alatriste y también habla de los libros homónimos de Arturo Pérez-Reverte y cuenta argumentos y escenas que pueden desvelar el final de los mismos.

Ayer fuimos, finalmente, a ver la película más cara del cine español y una de las que, a priori, mejor reparto tiene y fue contra todo pronóstico, una noche decepcionante como pocas que recuerde. Pérez-Reverte concibió la historia del soldado de los tercios viejos de Flandes como un folletín novelado al estilo de Alejandro Dumas y sus mosqueteros, una colección de siete libros de los que lleva cinco editados y de los que los más fanáticos esperamos los dos que restan como agua de mayo. Pues bien, a pesar de haber leido y oído que, para elaborar el guión sólo se basaron en los libros ya publicados, la película destripa los dos títulos que faltan y ahora ya sé que Angélica de Alquézar va a traicionar a Íñigo y cómo va a morir Alatriste y estoy empezando a pensar que Pérez-Reverte no va finalizar el folletín y se va a dedicar a otros asuntos.

La película, desde el principio, me resultó incomprensible y terriblemente lenta, a pesar de haber releido los libros en un par de ocasiones, y sólo se mostraba una sucesión de escenas inconexas de cruentras batallas en Flandes y duelos a espada en Madrid, omitiendo toda la historia intermedia o mejor, sustituyéndola por un breve subtítulo al inicio, que debía orientar al espectador acerca de qué había sucedido entre medias. También es cierto que, resumir siete libros en dos horas y media exactas es dificil, máxime cuando no dejas ninguna trama en el tintero, aunque sea imposible desarrollarlas todas o, simplemente, mantener cierta coherencia entre ellas. Comparandola con la trilogía de Tolkien, su universo fantástico y complejo, lleno de personajes y la adaptación (bastante más que buena) de Peter Jackson en El Señor de los Anillos, que también contó con un presupuesto millonario y un reparto de lujo, amén de un guión fielmente adaptado de los libros, ésta pelicula no pasa de spaguetti western, de intento fallido de imitar algo que le viene grande.

De lo poco bueno, tres actores. Juan Echanove con su Quevedo, lúcido y crítico con su época, tullido y, sin embargo, diestro con la espada y arrogante. Javier Cámara como el Conde-Duque de Olivares, el Grande más poderoso que, probablemente, haya habido por estos lares, altivo y loco, despótico y Elena Anaya, Angélica de Alquézar, mala, malísima en esta historia, mujer fatal, inteligente y ambiciosa que utiliza a su antojo a todos los que la rodean. Otro aspecto reseñable de la película es que muestra, de forma más continua, la relación entre los personajes que con los libros queda un poco diluida, olvidada entre tanta escaramuza y artimaña. La cara amarga de los personajes es que, la mayoría resultan planos, incluso el propio Íñigo Balboa, hilo conductor de la historia y coprotagonista, pasa a un inquietante segundo plano en mitad de la narración.

En resumen, la película me resultó un fiasco, a pesar de las buenas intenciones y las ganas que le tenía. Lenta, inconexa, poco clara y simplona, son algunos de los adjetivos que me ha dejado, como una estocada, Alatriste, de Agustín Díaz Yánes.

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