easy rider – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

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Al final lo he hecho. Me he comprado una moto. ¡Una moto! Hace un año me hubiese reido hasta caer inconsciente.

¿Y por qué? Pues en realidad no lo sé. Siempre me han gustado los coches para conducir, la sensación de ir sentado plácidamente mientras esquivas al flipao de turno con su vespino. La culpa, me temo, es de mi tio, que me dejó cinco minutos una moto idéntica a la de la foto, la última vez que aparecí por Gijón. Date una vuelta y me comentas, me dijo… ¡Hay que joderse! Cinco minutos bastaron para que empezase a mirar precios de motos, seguros y cascos.

Para un conductor de coches como yo, esos cinco minutos me enseñaron lo divertida que podía ser una moto, la versatilidad y rápidez para moverse por la ciudad y lo poco que consume, que viendo los precios de la gasolina y derivados es un factor más que importante. La pericia del conductor es algo que aún está por ver.

La recogí en Badajoz el viernes a última hora de la tarde y tras un breve cursillo por parte de Andrés, el tipo del concesionario, orientado a dummys, este botón es para las luces, este para el intermitente, este hierro es la pata de cabra y esto azul es el casco que se poné así… me lancé a la carretera a tratar de moverme entre el tráfico. Al cabo de unos minutos, viendo que seguía vivo, eme se animó a subirse a la burra y probar. Ese fue el comienzo. Nos hemos pasado todo el fin de semana montados en la moto para ir y venir, por cerca que estuviese el destino. Eme, vales tu peso en oro, eso es paciencia.

Y pensar que ele dice que debo parecer un centauro. A veces pienso que mis amigos tienen más fe en mi que yo mismo. O simplemente vendo una imagen de mí que no se corresponde con la realidad. Mas que centauro me veo como un mequetrefe tratando de domar una vaquilla que le dobla el peso y que, aunque inocente y juguetona, si se enfada deja secuelas. Sólo confío en no hacerla enfadar.

(Nota para la familia: en las fotos no aparecen los cascos, pero tanto eme como yo no salimos sin nuestros flamantescascos azules, a juego con la suzuki, por muchos cuarenta y cinco grados que marquen los termómetros. También llevamos un peto fluoreceste si vamos por autovía de noche. La seguridad empieza por uno mismo y, sí Mamá, en breve pondré las fotos de los cascos ;).)