Está todo el mundo maravillado con la última parte de la ¿hexlogía? del señor Lucas. Al parecer, se estrana esta noche en todo el mundo, de manera simultánea. Vivir para ver.
Nunca me han interesando las películas de ciencia ficción (exceptuando, por supuesto, la saga de Matrix), futuristas y que crean magníficos mundos donde los buenos son muy buenos y los malos siempre pierden. Pero sí sé que hay mucha gente que vive con los ideales de los Jedi, la curiosidad por saber el color del lado oscuro y, sobre todo, pensando en lo que les haría Natalie Portman por salvar hasta el último rincón del Universo conocido. Supongo que gentes raras hay en todas partes y cada uno, en mayor o menor medida, tenemos nuestros vicios y filias. Ahora bien, eso de pasarse una semana en una tienda de campaña, acampado delante de la taquilla para comprar una entrada, como pasó en el estreno de la película anterior, me parece una falta de riego sanguíneo considerable.
Si quiero ver a un tipo con casco y voz asmática entrando en hipervelocidad, sólo tengo que subirme a la bicicleta :D.