Es una escena que se lleva repitiendo unos días, una situación sencilla e íntima de esas a las que no se les concede la importancia que tienen, quizá por cotidiana, pero que deja una extraña sensación de bienestar. Y es que a eme le gusta cada vez más usar el nuevo portátil mientras compartimos la mesa del despacho, codo con codo. Cada uno con un cacharro, leyendo el correo o poniéndose al día con los blogs, aislado en su burbuja pero cercano y accesible por el otro. Absortos y tranquilos, jugando con las manos o enredando con cualquiera del millar de papeles y cosas que pueblan la mesa, dejamos pasar el tiempo sin prisas.
placidez, escenas
Una idea sobre “extraña sensación de bienestar”
os imagino así, los dos juntos compartiendo cosas, da lo mismo lo que sea, valorar y disfrutar de esos momentos, a pesar de ser cotidianos son muy importantes. Besos.