torcidos – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

torcidos

Al comenzar a trabajar en mi actual empresa, utilicé durante un par de semanas mi ordenador portátil. No suelo hacerlo, de hecho ha sido la única vez que ha sucedido, pero no tenía equipo asignado y no podía esperar por uno. Solución: usar mis propios medios. Cuando por fin tuve mi propio equipo (de nombre 2014_n1mhorg!.seslinex.org), mi primera decisión fue traer mi teclado torcido de casa. El teclado que venía con el equipo, sencillamente, me resultaba muy incómodo.

En 2001 me compré un ordenador que, por aquel entonces, era una verdadera bestia, empezando porque la torre medía casi un metro. Fue la primera vez que me tomé la molestia de equiparar los periféricos (teclado, ratón) al ordenador y me gasté el dinero en un teclado caro y extraño, lejos de la habitual forma rectangular, que además no tenía cable. Me compré un Logitech Cordless Desktop Pro del que no consigo despegarme desde entonces.

Logitech Cordless Desktop Pro

La pregunta que me hice entonces, obsesionado por la ergonomía, sigue siendo tan válida entonces como hoy: si cuando posas las manos en el regazo estando sentado, éstas forman un angulo agudo con respecto al cuerpo… ¿por qué usamos ocho horas seguidas un aparato que nos obliga a pegar los codos al cuerpo y a poner las muñecas en un incómodo ángulo recto? Reconozco que me costó un poco acostumbrarme, que la primera semana estuve barajando la posibilidad de prescindir de los meñiques pero, desde entonces, cualquier teclado recto me da pavor.

Cuando me mudé a Badajoz, lo traje conmigo y, al igual que ahora, lo llevé al trabajo y lo usé continuamente. Después, al llegar a Mérida, más de lo mismo. Es divertido saber de antemano la cara que pondrán los compañeros cuando tengan que utilizarlo porque, por ejemplo, el taquígrafo más veloz pierde los papeles si le cambias los esquemas.

A v3rg1l, el teclado de su ordenador llevaba un tiempo sin convencerle, resultándole incómodo. Ya lo había cambiado por uno muy parecido a un ladrillo, tanto en la forma como en el tacto y tampoco terminaba de gustarle. Esta mañana apareció con un teclado torcido, idéntico al mío, pero el modelo nuevo, completamente negro y mucho más brillante. Ya no soy el único torcido.