Hace quince días nos llamaron de Orange para ofrecernos, como no, el oro y el moro si cambiabamos nuestra conexión de ADSL a los seis meigas. Son muchos años tratando con esta gente y, sinceramente, no terminé de fiarme hasta que lo vi en mi casa, funcionando a dos míseros megas (en cuanto termine la oferta, me vuelvo al meiga único), una semana después. Todo parecía ir bien, ellos estaban contentos con su actualización y nosotros felices porque Prison Break baja en la mitad de tiempo. Hasta ayer.
Por la tarde nos dimos cuenta que no recibíamos llamadas desde que nos había llegado el email de confirmación de alta de servicio. No solemos recibir muchas llamadas al fijo pero, ese día, media familia de eme intentó hablar con ella y terminó recurriendo al móvil. Extrañados y un poco perplejos, comprobamos que era cierto y nos rondó la idea, absurda idea, que una actualización del ADSL nos había dejado sin llamadas entrantes. Vivir para ver.
Tras pasarme mis quince minutos al teléfono, alguien de Orange decidió que era un problema de Telefónica, empresa propietaria de las líneas de teléfonos y me instó a llamarles. El call center de Telefónica, ese lugar deslocalizado y regido por leyes absurdas y oscuras, es caza mayor. De mi vida anterior guardo un montón de llamadas, encontronazos y desaires, pero también un pequeño triunfo contra esa maquinaria destinada a enloquecer a cualquiera, en vez de a resolver problemas. Armado con mi único recuerdo positivo y un lápiz con que apuntar detalles e incongruencias, les llamé y, en poco más de minuto y medio, me colgaron. Por el medio se puso un aviso de avería, intenté explicarme con el imbécil del operador sin ningún éxito y el fulano, tras ignorarme y seguir su procedimiento, me dijo el número de incidencia a la carrera y me colgó. Me quedé a medio camino, entre aliviado y perplejo, porque ya estaba puesto el aviso y no había habido daños.
Esta mañana me ha llamado un señor muy serio de Telefónica, que sí a atendido a mis explicaciones y que me ha dicho, literalmente, que puede haberse mojado el par. Con dos cojones. Lo que me preocupa no es el par, sino que la avería comenzó antes de cayese una sola gota.
Continuará… me temo.
adsl, internet, telefono, averia, orange, telefonica, call center, el infierno era esto
2 ideas sobre “incidencias telefónicas (I)”
a tí sí que te están tocando «el par»
Me lo han tocado, si… y sin guantes de latex. Ha sido un pelín desagradable, la verdad 😀