El acoso escolar es una parte vital de cada ecosistema. Enseña resistencia a los niños. El mundo es un lugar duro. El acoso escolar es como vacunarse. Es una vacuna. Y tú, mierdecilla, tienes que aprender a estar alejado de la gente como mi hijo. Eso es lo que uno aprende cuando un acosador te pega un puñetazo. ¿Cómo créeis que Steve Jobs salió tan bien? Acosadores escolares.
Y yo garantizo que este, Junior, conseguirá a las tías más buenas cuando tenga treinta porque hoy lo han acosado en el colegio. ¿Quieres que tu hijo llegue lo más alto? Mi hijo estará recogiendo basura en la carretera con un mono naranja en diez años. Tu hijo estará en la escuela de medicina curando el cáncer y follando.
De nada.
(Frank Gallagher, Shameless S04E08, Hope Springs Paternal)
Reconozco que Shameless, la versión yanki de la serie inglesa, me tiene completamente subyugado. Y todavía no entiendo los motivos. Dejé de ver la versión inglesa porque era una sucesión de dramas que me hacían difícil conciliar el sueño y, sin saber muy bien porqué, un día comencé a ver en la tele la otra versión, la yanki. Y ya no pude parar.
Los yankis son hiperbólicos y eso, siendo la secuela de una serie muy dramática, con toneladas de humor negro y mucha incorrección, es mucho decir. Y quizá por eso engancha, porque no tiene dobles sentidos ni tramas ocultas. Todo sucede rápido, a la vista y, normalmente, discurre por la peor de las opciones posibles.
Y así estoy, lunes tras lunes zambulléndome en los peores ambientes de un Detroit arrasado, en busca de mi dosis semanal de crudeza.