Ya ha pasado un tiempo desde que adquirí el macbook y es tiempo de poner mis primeras impresiones. Partamos de la base que, de aquí en adelante, todo es subjetivo y, probablemente, falso…
- el hardware — para mí es, sin duda, el punto más fuerte del equipo. El macbook tiene un diseño mimado y pensado hasta la locura, lleno de detalles que se integran perfectamente con el sistema operativo (faltaría más, por algo es suyo). Lo primero que me llamó la atención es que, a diferencia de otros portátiles, éste no cruje, no da la impresión de ser endeble por ciertas partes. Sólo he encontrado un punto, en un lateral y al lado de los puertos USB, que cruje ligeramente si se aprieta o coge con firmeza. El resto: potente, pequeño (coyote está bien pero pesa el triple), con una pantalla apañada y brillante y muy compacto. No soy de esos que se fijan en el diseño pero, además, el trasto es guapo, tan blanco virginal. La lista del lado oscuro empieza con el teclado y es que se nota un poco, hasta que me termine por acostumbrar, imagino, el cambio de colocación de las teclas Control, Alt y Comando (la manzanita). Están consiguiendo que ya no sepa escribir en ningún teclado, ni Apple ni convencional. Por cierto, el cargador magnético debería llevar inventado lustros.
- el sistema operativo — tenía mis reservas con este punto porque he leído de todo; opiniones de gente que apuesta por el nuevo, por el leopardo, a otros a los que no hace gracia y siguen con el tigre, el anterior sistema. Personalmente he notado un cambio bastante grande pero mi experiencia con los Mac se remonta al MacOS9 y los albores de Tiger por lo que, imagino, me he dejado cegar por los brillantes y luminosos fondos de pantalla de Leopoard. Uno de los motivos que me catapultó a Apple fue la necesidad, cada vez mayor, de incrementar las prestaciones del ordenador para poder seguir haciendo lo mismo. Y, en ese sentido, Leopard no me ha defraudado. Lo encuentro ágil y rápido, incluso ejecutando varias tareas pesadas a la vez, mucho más de lo que esperaba. La facilidad de uso y la transparencia en la mayoría de los procesos que tienen que ver con dispositivos externos ya la conocía (sí, desde aquellos lejanos días), por lo que ha llamado menos mi atención. Sigo sin ser muy partidario de convertir al usuario en un místico que cree que las cosas son así desde el primer día, pero mi opinión en estos aspectos no creo que le importe demasiado al señor Jobs. Eso sí, todavía me cuesta creer que no soporte otros tipos de sistemas de ficheros, como por ejemplo, los extendidos de linux.
- los programas — este es, paradójicamente, el apartado que más me está haciendo plantearme una instalación de Debian GNU/Linux en el mi blanco y virginal amigo. Brevemente: hecho de menos la mayoría de los programas que uso diariamente y no termino de encontrarle la gracia a buscar
crackscódigos para los que no son software libre. Los obvios, firefox y thunderbird ya están instalados porque no termino de aprender a usar Safari y con Mail, por muy bueno que dicen que es, no puedo de ninguna de las maneras. Añoro demasiadas cosas de las que no me apetece prescindir, lo considero una renuncia inútil que puedo solucionar fácilmente, instalando lo que me place. iTunes, con todo su potencial y lo extendido que está, me parece un enorme catálogo de canciones que ayuda más bien poco en la gestión del iPod. No poder volcar las canciones que tenía en el iPod a la colección del equipo, a los diez minutos de recibirlo, fue el primero de una serie de golpes, como el almacenar toda la discoteca en un lugar concreto del disco, sin permitir que éste cambie y, sobre todo, hacerlo a su manera, saltándose toda la ordenación con que ya contaba. El programa, presumo, está pensado para vender canciones y guardarlas en el reproductor de música más pijo y caro que hay, con todas las restricciones que se les han ocurrido y, sin embargo, siguen vendiendolos como churros así que, cláramente, el problema está en mi cabeza. Demasiado software libre durante demasiado tiempo… Del otro gran programa de Apple, iPhoto, sólo quiero decir que al importar las diez mil fotos que tengo en mi haber, se pasa por el arco del triunfo la información EXIF de las mismas y las catalogó como si se hubiesen sacado todas el mismo día. Además, ignora toda categorización previa, siempre y cuando no lo haya hecho él o uno de sus predecesores. Todavía no he podido mirar, ni de lejos, semejante desastre como para intentar solucionarlo. Sencillamente, no me encuentro con fuerzas.
Finalmente y a grosso modo, decir que pienso que el conjunto está muy bien (sino habría comprado otro equipo) y que su funcionamiento es bastante más óptimo de lo que había creído. De momento no lo cambio, aunque no descarto una instalación de Debian en un futuro cercano. De los programas sólo puedo pensar que, más tarde que temprano, terminaremos adaptándonos unos a otros y volverá la paz y la armonía. De lo que no me libra nadie es del síndrome del túnel carpiano, con tanto baile de teclas… Además, es cuando los demás te copian (véase Windows Vista, ese primo feo), cuando sabes que no lo estás haciendo tan mal.
apple, mac, macbook, impresiones, analisis, leopard, tiger, iphoto, itunes
2 ideas sobre “macbook: primeras impresiones”
Parece mentira que un aparato tan pequeño, dé para comentarios tan extensos, técnicos y supongo interesantes, aunque a mí me suene a chino. Besos.
¡Pues sólo son las primeras impresiones! 🙂 Cuando vaya por las últimas me desheredas…
besos