¿Hace falta decir más? Estuvimos allí, dando botes y cantando todas las canciones a gritos («se las sabe todas», le escuché decir a una chica que estaba detrás mío mientras me señalaba). eme, que nunca había estado en un concierto de un grande, se lo pasó en grande, valga la redundancia. Y el tío Sabina cumplió, como suele.
Bromas, referencias a Extremadura y a Badajoz, una pequeña disertación sobre porqué había pasado cuatro años sin escribir canciones («porque era feliz», aclaró) y se metió a las diez mil personas en el bolsillo con tres canciones. «Siempre toca clásicos, son lo que esperamos y lo sabe», le comenté a eme, crecido porque se estaban cumpliendo mis predicciones. «Pues que tome nota: la del pirata cojo, y nos dieron las diez, pastillas para no soñar…» Y, como no, le hizo caso. Eso sí, de mis peticiones no se acordó nadie. A los que llevamos viendo sus directos desde el 86, no nos hacen caso, por viejos, imagino.
Nos saltamos la cola que llegaba a la mitad de la avenida Pardaleras (si, fuimos nosotros, ¿qué pasa?), acertamos con los asientos frente al escenario, a media altura y no llovió durante todo el concierto. ¿Se puede pedir más? Hasta las cuatro señoras que teníamos sentadas delante, entre sesenta y setenta años, bocata tamaño flauta travesera diez minutos antes del comienzo del espectáculo, peinado a lo Margaret Thatcher, saltaron como resortes con los primeros compases de 19 días y 500 noches. «Es un momento, para estirar las piernas», dijeron. Pidieron perdón por primera y última vez. Luego la confianza obró su milagro y no volvieron a sentarse.
Al final, seguimos a la marea de gente hasta la salida y, volvimos a nuestro piso de acogida (¡gracias Pedro!), comentando el concierto, las canciones, la gente y hasta a las señoras con el peinado a lo Thatcher. Grandioso.
3 ideas sobre “porque una casa sin tí es una embajada”
Bueno, lo primero defender a las señoras, del peinado tipo M. Thatcher, uno no está reñido con lo otro, supongo que también se extrañaran de verme a mí, losjovenes, criticarán que una señora metida en los cincuenta y …. , sepa casi todas las canciones y le haga coros, y eso es lo que piensohacer el próximo día 28 de julio, aquí en Gijón, y si el ambiente era buena en Badajoz, también lo será aquí ya sabes que hay mucha afición de siempre. Me gustaría a ver visto a Eme en medio de todo ese ambiente. Espero alguna vez compartir con vosotros el concierto. ¿Yo te llevaba a ver a Sabina con diez años? sí es así, a tú hermano con ocho. No se si hice bien. Besinos.
Enhorabuena, a mi madre le hubiese encantado estar ahí, no me moriré sin ver a Sabina, he dicho !!!
Mamá, no me metía con las señoras peinadas a lo Thatcher. De hecho, al terminar el concierto les eché una mano a subir gradas hacia la salida y se lo comenté, que vaya ritmo tenían. Una de las cosas que más llamó la atención a eme fue la variedad de edades que había. Delante teníamos a las thatcher y detrás unas quinceañeras que no paraban con el móvil. 😀
Al primer concierto de Sabina que recuerdo fuimos desde Barayo, tan en boga esto días por las inundaciones. Dejamos la tienda un par de días y volvimos a Gijón. Era 1986, creo recordar. En cuanto a lo de si hiciste bien… ¿tú que crees? 😀 Besinos.
Dabo, no deberías perdértelo por nada del mundo. Va ahora para Gijón, así que ya sabes… 😛
saludos