ayer me notificaron que me voy a tomar quince días de vacaciones, los primeros del mes de agosto. con lo mucho que a mí me gustan los cambios de planes unilaterales y, sobre todo, que mis vacaciones sean en el mes más caro y caluroso del año, me da muchas razones para jurar en arameo.
mi lista de quejas:
agosto es caro: cualquier chiringuito de mala muerte, ruin y casposo, saca brillo a las sillas de latón, abre una terracita y se permite el lujo de cobrar 4 â?¬ por una caña mal servida.
en agosto hace calor: es un hecho. el verano pasado, en Badajoz se registraron temperaturas que dieron ganas de emigrar a burkina faso, donde quiera que esté. prefiero mil veces el frio al calor. cuestión de genética.
no me apetece tomarme vacaciones en verano: exigo mi derecho a elegir mis propias vacaciones, a ajustar las fechas a las de mi novia, a escoger los chiriguitos que me van a robar por una mala cerveza.
y lo más importante, me voy a tener que joder, quince días solo, viendo como mi novia curra sin parar y a mi me devora el aburrimiento.