aquel verano del 69 – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…
Bryan Adams en concierto 20191205

aquel verano del 69

Dicen que el gusto es el sentido con más capacidad de transportarnos a otra época y lugar, simplemente saboreando algo que ha permanecido en nuestro cerebro durante décadas. Para mi el oído es el segundo catalizador, sólo necesitas una canción, un tarareo, una insinuación y vuelas a otro tiempo.

Hace unas noches fuimos a ver el concierto de Bryan Adams y bastaron unos acordes de guitarra para que todo a mi alrededor se desvaneciese y volviese a estar en San Isidro, esquiando, con el DiscMan AIWA a todo trapo y aquellos auriculares tan incómodos escupiendo el Waking Up The Neighbours en bucle. Ese disco era lo único que rompía la quietud del telesilla cuando ascendía entre niebla o lo que sonaba cuando, en Andorra, el monitor nos sacó de pista por nieva virgen y niebla y me estampé contra un árbol que no pude esquivar. Estuve unos minutos tirado en la nieve, boca arriba mientras me nevaba y sonaba Bryan.

También estaba en el cinco pero ya eran más baladas, menos guitarra y en aquella película terrible de mosqueteros que tenía una canción suya como tema principal. Y, a lo largo de los últimos años, de una forma u otra, tengo una canción de Bryan Adams asociada a varios momentos.

Mil recuerdos después, lo que viene siendo un parpadeo, volví de la ensoñación y pude responder con un ‘¡sí, mucho!’ a A cuando me preguntó si me gustaba.

Viajes astrales aparte, el concierto fue una maravilla, un derroche de efectividad donde todo encajaba a la perfección, desde el repertorio, hasta los músicos. Fue un espectáculo completo.

Algunas fotos

Porque no todo iba a ser quedarse atontado :D. Todas las fotos han sido hechas con el móvil, con una aplicación un poco mejor que la que viene instalada pero con todas las limitaciones que tiene.