En estos días se cumplen cincuenta años de la fabricación del primer Mini Cooper, esos coches pequeños, ligeros y que parecían una caja de zapatos. Mi padre tuvo uno durante unos años y, aunque yo era muy pequeño, guardo un par de recuerdos claros, como el diámetro de aquellas ruedas, el mismo que las de mi bicicleta, y la tapicería de plástico en la que mis piernas (cortas, lampiñas), se quedaban pegadas en verano por obra y gracia de unos pantalones cortos que aborrecía.
Aquel coche, pequeño, amarillo y potente, que andaba a un palmo del suelo, subía por paredes y nos llevaba a todos, a los cuatro, con miles de cosas, la tienda de campaña y los víveres para varios días, sin perder la compostura, aguanto varios años al exigente servicio de mi familia. Al final, el coche se quedó pequeño, más pequeño de lo que era, y hubo que buscarle un sustituto, un renault 5 azul que encaneció hasta quedar gris, tras haberse recorrido medio mundo.
eme se rie de mí porque dice que tengo una costumbre extraña, que le pongo nombre a los objetos inanimados, como si tratase de darles una personalidad o un carácter humano que, obviamente, no tienen. Puede ser, es posible que hasta sea peligroso pensar de esa forma pero, lo cierto es que me ayuda a recordar unas cuantas tonterías de un coche en el que me monté por última vez hace más de veintiseis o veintisiete años. Cuestión de prioridades, imagino.
Nota: estoy dudando con el color del mini. Creo que no era amarillo, sino naranja. La prueba eran los ganchos de goma negra que cerraban el capó, que los recuerdo recortados contra un color anaranjado. ¡Da igual! Mañana sé de alguien que se encagará de sacarme del lio…
Una idea sobre “cincuenta años de minis”
Aquí estoy yo, para liarte más, el mini y hay fotos, era amarillo anaranjado, no tenía ninguno de los dos colores definidos, pero no creo que tenga importancia, era precioso y para entonces moderno, hoy a pesar de los años sigue vigente su diseño, no se veía antes tan pequeño, porque los 600, 850, 127 etc, eran tambien, pero no tenian la clase del mini, el interior era amplio (relativamente) lo del maletero era ya más justo en tamaño, aún me pregunto como entraba la silla de bebe y los demás trastos, los recuerdos maravillosos, los viajes, fué nuestro primer coche, papá lo cuidaba con esmero, armaba y desarmaba, lo mimaba muchísimo. Cuando lo vendimos, y al poco tiempo lo vimos golpeado, destartalado y sucio aparcado en el barrio La Arena, se nos encogió el corazón a todos, nos sentimos muy mal. Besinos.