El día 11 hará cuatro años que me compré el coche. ¡Joder, cómo pasa el tiempo! Hace dos días tuve que pasar por la ITV para dejar constancia de que estamos estupendos, sanotes como manzanas y frescos como lechugas.
Si dicen que los dentistas son magos que te meten unas tenazas en la boca para sacarte unas monedas del bolsillo, deberían conocer a los «funcionarios» de la ITV emeritense. Con las tasas que cobran por agitar un poco el coche, bien podrían poner a un mecánico más en la batería de pruebas. Porque digo yo, si te hacen pasar tres pruebas y tienen a dos personas recibiendo coches y examinándolos, con todas las colas que eso provoca (10-20 minutos a las 9 de la manaña), ¿qué pasará a las 12? ¡Ah! había otros dos «operarios» hablando de fútbol entre los coches, sin rascarla…
Viéndolo con calma y a toro pasado, me da la impresión de que la culpa fue mia por ir un lunes a las nueve de la mañana y pretender que salir de allí en menos de una hora. Pero al final, lo conseguimos: