(Mamá, de verdad, éste te lo puedes ahorrar)
Desde hace unos días me he metido de cabeza en eso llamado Web 2.0 que, a grosso modo, no es más que hacer páginas cargadas de AJAX, muy asíncrónas, en donde los usuarios (o clientes, depende de la web) interaccionan entre ellos con algún fin. Y lo he hecho en una web de «ayuda en directo», Qunu.com, un sitio donde ofreces tus conocimientos a quien los pueda necesitar a cambio de nada.
La idea es simple, pero efectiva. Tras registrarte (otro de los pasos obligatorios para la Web 2.0) y dejar constancia de tus conocimientos y habilidades, inicias sesión en un servidor de mensajería instántanea donde pasas a estar disponible, es decir, puedes tener charlas con otros usuarios del sistema que tienen dudas o problemas. Su mayor potencia es la inmediatez porque, en vez de dar vueltas por varias webs, buscando soluciones, al otro lado de la línea tienes a alguien que, probablemente, se haya visto en la misma situación y haya salido airoso.
Aunque la idea es buena, la manera de llevarla a la práctica en forma de web, no la encuentro del todo correcta. Para empezar, abusan de AJAX, lo emplean para todo, para realizar búsquedas entre las etiquetas, para autenticar a los usuarios, para cambiar los datos del perfil, etcétera. También encuentro complicada la navegabilidad de la web y, sobre todo, el acceso al perfil del usuario, oculto tras un sinfín de botones de colores y monigotes que únicamente confunden.
Una de las cosas que más me ha gustado y que es, por cierto, muy 2.0, es el uso de etiquetas para catalogar los conocimientos de la gente (folksonomía), de tal forma que resulta bastante informal buscar tus propias etiquetas, las que más y mejor definen tus conocimientos, en vez de escoger entre unas cuantas puestas allí por un tipo que, ni le va, ni le viene.
De momento, me gusta, me parece muy buena idea y seguiré un tiempo, compartiendo y jugando, probando esto de ser 2.0 :D.
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