En el trabajo estamos ultimando el master para los nuevos ordenadores que vamos a poner en funcionamiento, unas pequeñas joyas de Dell que dan ganas de coger uno y salir corriendo. El proceso de masterización (bonito palabro), aunque sencillo, es laborioso y lento por la gran cantidad de comprobaciones que hacemos, tratando de evitar problemas posteriores, configuraciones fallidas o programas suicidas, que de todo hay en esto de la informática.
Pues bien, la acción tonta de la semana ha dado lugar a que mil y pico ficheros del disco duro pertenezcan a un tal emiliano, un tipo del que no habíamos tenido noticias hasta hoy y que ha conseguido que se nos quedase cara de gilipollas al ver cómo se iba apoderando del disco duro poco a poco. Es duro, muy duro, ver un nombre tan sonoro en cualquier lugar que mires, poseyendo ficheros y directorios.
En fin, ya hemos solucionado y esperamos no volver a ver al colega emiliano en mucho, mucho tiempo…
linux, disco duro, emiliano, permisos
6 ideas sobre “emiliano”
Sorprendido me hallo. Espero mas explicaciones, por curiosidad insana.
hmmm, ¿tú crees que estaría bien dar más detalles? Soy un tipo comedido que tiene una hipoteca y un contrato de confidencialidad 😀 ¿Qué más detalles insanos quieres? Cuenta, cuenta…
Pues entonces dejalo, no quisiera yo poner problemas. Pero es que eso de que los ficheros de un cacharros pasen a ser propiedad de un usuario desconocido no lo había visto nunca. ¿existía el usuario? ¿os habian hackeado el aparato? que mal suena eso…
No creo que sea un problema y, si finalmente lo es, ya sabes, bocata chopped con lima a Alcalá-Meco ;).
Por estos lares utilizamos un directorio ldap para autenticar usuarios y, por un lio con un paquete, un puñado de ficheros pasaron a tener el uid de emiliano, por eso al listar ficheros en algunos directorios aparecía su nombre por doquier.
Por cierto, no me hackean, mejor dicho, crackean, una máquina desde el 2001, cuando aquel puto rumano ejecutó a medias un rootkit en kali.astursat.net. Fue la noche más larga, tensa y más fructífera que recuerdo y, a veces, en los momentos bajos, pienso lo que sería capaz de dar por otro meneo, otro achuchón de aquellos donde terminabas mezclando adrenalina y cafeína al despuntar el día.
Sigue siendo extraño a mas no poder. En fin. Espero que no te pase como a Pedro Barthe con los tiros libres y por hablar te vengan otras acometidas de graciosos.
Chao
Eso espero 😀