Empieza a ser una costumbre las sesiones de fotos a mis sobrinos a los cinco o seis meses. Y, hasta ahora, la de Juan ha sido la más fácil porque el niño es muy tranquilo y sólo hizo falta ponerlo sobre una cama y hablarle para que sonriese.
¡Ah! Y aunque sea el tercero en la línea sucesoria con el mismo, me niego a llamarlo con un diminutivo. Así que, papis, ya podéis ir sacando los ordinales (primero, segundo, tercero…), o las etiquetas (senior, junior) o lo que queráis pero no me oiréis nombrarlo como Juan*n.