Anoche, a las doce y pico de la noche, cuando parecía que tenía un subidón de azúcar y que nunca jamás se iba a dormir, empuñé la Canon para hacer unas pocas fotos, docena y media y llevarme regalos como este. Al final sólo hicieron falta unos minutos más para que le venciera el sueño pero parecieron horas.
Tengo que aprender a posar como él :D.