la hora del té – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

la hora del té

En el curro han instado una fuente que filtra, purifica e incluso calienta agua y como el café de la máquina es lo más parecido que hay al aceite sucio y caliente, recién extraido del motor de un trailer, me acordé del kit del que tenía en la empresa de Badajoz y me lo traje. El kit lo componen mi taza del Pato Donald enfadado (un regalo de mis tiempos de bofh sádico y duro que decían que estaba hecha a mi imagen y semejanza), un bote con té granaíno, té albaicín por más señas y una cuchara inglesa de pinza que permite filtrar el té en el agua caliente sin esparcirlo por la mesa. Con este kit y la excusa más tonta del Universo fue como eme comenzó a hacer vida social y a parar un rato a media mañana para compartir cafeina y risas.

Ya había perdido la práctica y casi ni lo recordaba, pero el té tiene bastantes más puntos fuertes que el café, por lo menos en mi caso ya que me resulta menos adictivo, más rápido a la hora de despejarme la mente y no se mete con mi estómago ni me quita el sueño. Además, a media tarde apetece y la mini-ceremonia del té japonesa que organizo hace las veces de tiempo muerto, me serena y me calma.
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Una idea sobre “la hora del té”

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