Siempre me digo lo mismo, como una letanía, lo has vuelto a hacer, lo has hecho de nuevo, como siempre, una vez tras otra, como si el tiempo no importase, como si no hubiese otra manera de vivir, de pasar o, simplemente, de figurar. Y es que tiendo, irremisiblemente, a repetirme, a volver siempre al punto de partida, sea bueno o malo, condenado a repetir sin éxito los monólogos, como en la película de la marmota pero sin la posibilidad de mejorar, de aprender de mis errores y, finalmente, de evolucionar hacia una forma menos agresiva de mí mismo, un tipo cuya imagen en el espejo no le sea ajena, que sonría como esa foto que mi madre le dió a eme y en la que un yo de hace casi tres décadas sonrie de la única manera que merece la pena, a carcajada límpia.
PD todo va bien.
letanía