El niño que no quería crecer cumple sus primeros cien años.
Es curioso como mucha gente dice que sabe la historia de Peter Pan únicamente viendo la película de la Disney. Yo, como casi todo el mundo, vi la pélicula de dibujos anímados hace ya mucho tiempo y más tarde me compraron el libro de dibujos (no era más que un niño). Pero hace relativamente poco tiempo, un par de años o quizá tres, me volvieron las ganas de saber más del personaje y me leí el libro, la adaptación del cuento. La sensación es magnífica; es un libro rápido de leer, fácil de entender, ameno y apasionante. Desde entonces, es uno de mis libros favoritos a la hora de regalar seres de papel.
Por cierto, en Londres, en el parque que está frente al hotel Savoy (y yo sin ver al Alvite…), hay una estatua dedicada a Peter, al niño que no quería crecer. Se hizo a partír de los donativos de algún ciudano excéntrico (creo recordar), que admiraba al autor, la obra y el personaje.