Al fin he terminado con los exámenes de inglés, después de estar dos meses entregado y absorto. En este tiempo he perdido la costumbre de juntar más de ciento cuarenta caracteres (¡yo te maldigo, twitter!) y de expresarme en cualquier otro idioma que no sea el de Shakespeare. En breve, después de dormir varias tardes seguidas para recuperar las siestas perdidas, retomaré viejos proyectos y tareas pendientes y también trataré de pelearme con linux, no mucho, pero sí lo suficiente como para no perder eso que metafóricamente llaman «las sensaciones». En un par de semanas llegará la nota de los exámenes y, con ella, la posibilidad de pasarme el verano estudiando, pero tampoco me preocupa excesivamente (veremos cuánto me preocupa cuando salga).
El resto, sencillamente, será calor y ese olor a seco y pinos que tanto me llamó la atención, la primera vez que fuimos a Portugal de camping allá por los noventa.
Una idea sobre “repasando”
¡¡¡Enhorabuena¡¡¡ el esfuerzo mereció la pena, recibí con alegria la noticias de que aprobaste Inglés, ¡¡¡felicidades¡¡¡ y un besin muy graaaaande.