Ya no éramos un grupo de amigos que repartían pizzas, daban clases particulares o ponían copas para costearse las carreras; habíamos partido en busca de futuro y ahora éramos informáticos en Irlanda, telecos en Suecia, biólogos en USA. Lejos quedaban ya esas soleadas tardes malagueñas con música de vencejos, esas rondas nocturnas por los callejones del centro, el mirar arriba y ver la Alcazaba, con su romántica luz del pasado, haciendo mora nuestra luna y brujas nuestras noches. Ahora todos vivíamos lejos y para tomar unas cervezas juntos teníamos que pedir vacaciones y coger dos aviones y un tren.
Vía: Embrujo en la nieve, de Fuckwosky.
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Hacía tiempo que no leía nada de Fuckwosky y, la verdad, su vuelta no me ha defraudado. Amistad, reencuentro, futuro y, sobre todo, amargura.
De mayor quiero escribir así.