de lobos y ovejas – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

de lobos y ovejas

El jueves asistí en la capital del reino a una charla de Hewlett Packard en un hotel del centro. Inicialmente y por la documentación que nos enviaron iba a tratar sobre una de sus gama de servidores y su uso con Linux en grandes entornos o manejando aplicaciones críticas. Pintaba bien, me permitía salir y airearme un rato e iba a hacer la excursión con mayim y bandido, alicientes más que suficientes.

Lo que bien comienza, bien termina, por eso nosotros empezamos así, con el otro pie, cambiando dos veces de coche por unos supuestos (o presuntos, o imaginarios) ruidos y vibraciones que hacía el Ferrari corporativo, un Opel Corsa pintado del mismo color que los monoplazas del Cavalinho Rampante. Cuando el segundo coche presentó los mismos síntomas que el primero, bandido no tuvo más narices que claudicar y que admitir que sí, que sonaba como un sonajero roto porque son así, porque vienen con vibraciones de fábrica y con el mínimo aislamiento posible. Tres cambios de coche, tres personas, mayim medio coja, una mochila, una moto, el stylo de bandido y tres abrigos. Tiempo total, una hora. Empezamos bien.

El resto de día fue un despropósito, un lio. Nos perdimos tres veces en Madrid (gracias mayim), llegamos una hora tarde al evento y no pudimos asistir a la primera charla, la más interesante a priori, que impartía un yanki y versaba sobre sistemas informáticos. La segunda, también en inglés o pasada por el turmix del traductor simultáneo, iba sobre grandes cacharros, pero de una forma más didáctica, como si estuviesen enseñando la manera de explicarlo todo a profanos, a gente sin una base técnica, a clientes y posibles compradores, en suma. Las otras dos charlas de la tarde fueron de ventas y en ellas me sentí como una oveja en una reunión de lobos, alguien ajeno a la mecánica de las ventas, sin la capacidad de persuasión necesaria para marear al posible cliente durante días con cifras, chistes baratos y cotilleos negativos acerca de los rivales en la puja, con demasiados conocimientos técnicos como para distinguir lo posible de lo imposible, lo real de los soñado y, por encima de todo, con demasiada curiosidad por saber cómo se hacen las cosas sin necesidad de reducirlo todo a una simple cantidad de dinero, a la tan cacareada ganancia.

Esa tarde la palabra estrella fue beneficio y lo fue porque todos estaban de acuerdo en que así debía ser, porque era lo lógico y lo natural. No se habló, en cambio, de las ventajas de un sistema o de otro, de la posibilidad de modificación y creación de programas, de la variedad del software o los tiempos de respuesta en ambientes críticos, no se comparó nada ni se dieron argumentos a favor o en contra de uno y de otro que no estuviesen basados en el yo me llevo X. En varios momentos tuve la sensación de que estaba fuera de lugar, completamente falto de motivación y fuerzas.

Finalmente, a las once y media llegué al piso bastante más machacado de lo que esperaba, tras una vuelta tranquila y agradable, una enorme charla freak y técnica con bandido. Pero al intentar dormirme, ya en la cama, sólo veía la palabra beneficio cada vez que cerraba los ojos.

hp, ventas, comercial, sistemas, motivación

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