Hace ya bastante tiempo creí descubrir que la primera gran división entre los usuarios que utilizan la herramienta blog es la siguiente: por un lado, había personas que utilizaban la herramienta llamada blog por una razón puntual (la necesidad es anterior a la emergencia); y por el otro lado, había personas que poseían un blog pero todavía no sabían para qué lo necesitaban (la emergencia, anterior a la necesidad).
En el primer grupo (el minoritario) siempre fue un error conceptual llamar a estos usuarios «bloggers». Se llaman, cada uno, del modo que se llamaban antes de utilizar un blog: poetas, informáticos, estudiantes, periodistas, estudiantes de periodismo, fotógrafos, retocadores de fotografías, columnistas, monologuistas, narradores, arquitectos, novelistas, humoristas gráficos, etcétera.
En el segundo grupo (que hasta ayer era el mayoritario) sí hacía falta una definición. Y entonces «blogueros», o «bloggers», pudo ser una de ellas. Se trataba de personas que utilizan las herramientas porque existen las herramientas. Ya después verían qué hacer con ellas. Como ocurre ahora con otras modas.
Una charla sobre la muerte de los blogs, de Hernán Casciari.