Esta tarde hemos ido a ver entrenamiento de la Selección Española de fútbol en el estadio del Mérida, el Estadio Romano. Fuimos con una mezcla de ilusión e incertidumbre porque, tanto eme como yo, somos poco dados al espectáculo del balón y, como mucho, perdemos un euro semanal con la quiniela. Pero, para un evento de relumbrón que se deja caer por la ciudad, qué menos que pegarse por unas entradas, pegarse por entrar en el entrenamiento y, probablemente, pegarse mañana por un par de asientos. Algunos seres humanos somos así, gilipollas perdidos.
Esta tarde, decía, hemos ido a comprobar el terreno, a ver cómo es el estadio, qué puerta tendremos que utilizar para acceder y, sobre todo, dónde está el bar, que suele ser el sitio más importante de un estadio de fútbol, según mi breve experiencia por esos campos de primera división. Ya de paso, pudimos observar que este partido es el acontecimiento más importante desde que Trajano inauguró el circo en la antigua Emerita Augusta, hace ya unos milenios. La impresión general que nos llevamos, se resume en: accesos colapsados; mucha gente, demasiada; un estadio con unas infraestructuras mediocres para semejante evento; que esta selección hasta en los entrenamientos juega bien y bonito; y que hay gente por todas partes. Veremos mañana lo que pasa.
Eso sí, ya que estaba, me llevé la cámara de fotos para ir haciendo pruebas de luz, comprobando los objetivos y eligiendo uno para no llevar todo el material al estadio. Con esas torretas de iluminación que gastan, el teleobjetivo funciona igual de bien que si fuese de día, aunque tenga una luminosidad regular, así que será el que nos acompañe. Además, a eme le divierte «mirar de cerca» a los futbolistas… pero sólo a los del barça.
Así que mañana, a partir de las 22 horas, quien quiera saber de mí que busque una bandera de Asturias en la tele, que estaré debajo con mi camiseta del Sporting. ¡Hay que hacer patria!
4 ideas sobre “estadios y fútbol”
A pesar de ser tú madre, y hasta ahora creía conocerte, no me puedo imaginar que vás a un estadio de fútbol y además con la camiseta del Sporting y bandera de Asturias, si lo analizas un poco, tú tampoco te lo creerias si te lo dicen un par de años atrás, ¡¡¡¡ese calor¡¡¡ cómo cambia todo. De todos modos, me alegro que aproveches ese evento y estoy segura que disfrutareis mucho
Intentaré localizaros en la tele, y hasta veré yo tambien un poco de fútbol (hasta que me duerma) , cinco o seis minutos creo que aguantaré. Besinos
Marigel , puedo asegurarte que a Diego le divierte jugar al fútbol, es más, siempre que juega con los compañeros tiene lista la camiseta del Sporting,eso sí , a la vuelta del partido pasa un par de horas recuperándose de las agujetas. A ver esta noche que nos encontramos en el estadio,seguro que nos divertimos. Besos.
Es una buena prueba para el equipo fotográfico, te lo digo por experiencia y hay que subir el ISO sin miedo y afinar la expo, ya nos enseñarás algo que han ganado 3-0 y había alegría en el ambiente 😉
mamá: ya he ido varias veces a estadios de fútbol, a veces incluso para ver partidos de fútbol ;). De todas formas, para una vez que pasa algo diferente en Mérida, lo suyo es aprovecharlo, que este sitio puede ser muy aburrido si se empeña.
Al final, me dijo el primo de la tele de 50′ que no vió ninguna bandera de Asturias ni camiseta del Sporting, por lo que no creo que hayamos salido. Una pena, la verdad…
eme: la camiseta del Sporting en la ciudad deportiva ya es un clásico y estoy dejando el pabellón bien alto. En cuanto a lo de las agujetas… ¿no hay una ley que prohiba hablar mal de la pareja? ¡Yo no tengo agujetas (hoy :))!
Dabo: nuestras fantásticas entradas de esquina de gallinero, a la derecha del palco, dieron poco juego pero algo hice. Eso sí, para cribar las casi trescientas fotos que tiré, voy a necesitar algo de tiempo :D. Y sí, había un ambientazo del copón. A ver si repiten…