trescientos sesenta y cinco días después – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

trescientos sesenta y cinco días después

Hoy eme cumple años y yo, que sigo intentando ser un caballero, no voy a mencionar cuantos son. Se lamenta de que ya ha pasado otro año más, a toda velocidad y casi sin darse cuenta. Dice que se hace vieja y me pone cara de circunstancias para que le de la razón y asienta a algo con lo que no estoy de acuerdo. Porque cuando se mete en esos círculos viciosos que comienzan con «estoy más viejo», pasan por «otro año perdido en nada» y terminan en «¿qué coño estoy haciendo con mi vida?», uno sólo puede aspirar a una depresión aguda.

eme en Roma
eme en Roma

Sí, cariño, ha pasado otro año. No cariño, no estás más vieja, sólo tienes 365 días más a tus espaldas, lo que no se puede traducir en vejez sino en experiencia. No cariño, no has perdido el tiempo, ni has dejado pasar un año en valde, sólo tienes que recordar la cantidad de cosas que hemos hecho en este tiempo. Y no cariño, no has cambiado en estos trescientos y pico días, sigues teniendo tu (adorable) puntito de mala leche, esa manera de mirar que hace temblar mis rodillas y esa forma de clavar los tacones en el parqué que agrieta los cimientos.

Así que…

¡muchas felicidades mi amor!

Y ya puedes empezar a pensar qué cosas quieres tener hechas de aquí a un año, que 365 días no dan para mucho si no nos organizamos.

4 ideas sobre “trescientos sesenta y cinco días después”

Los comentarios están cerrados.