Lo bueno de ser ave nocturna es que todas las ideas peregrinas que te pasan por la cabeza son fácilmente convertibles en realidad. Esta foto es el resultado de haber pensado «tendría que cambiar la foto del avatar, que ya cansa tanto sombrero Panamá» a eso de la una de la madrugada de un jueves, aquella semana que eme y Hugo me dejaron solo. Y es que ya se sabe qué sucede cuando no dejas a un adulto que supervise…
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Con retraso, lo sé, pero no disponía de un ordenador con que procesar las fotos.
2 ideas sobre “fotografía — autoretrato”
¡qué guapo estás¡ y no es amor de madre, mas bien creo que estás rondando los cuarenta y es una etapa feliz por la llegada de Hugo, y se te nota . Besinos.
¡Menos mal que no es amor de madre! 😀
besinos