El pasado fin de semana me apunté a un curso de iniciación a la escalada deportiva en el pueblo de eme, una década después de la última vez en que me puse un arnés. Y, sinceramente, mereció la pena.
Tenía la impresión de que no recordaría nada y, sorprendentemente, no fue así. Me acordaba de los nudos, los movimientos (primero los pies, después las manos) y hasta de como usar los cacharros (mosquetones, cintas express, el grigri…). Lo que no recordaba tan nítidamente hasta que sucedió fue el miedo cerval y profundo que me bloqueó al intentar descender tras el primer ascenso.
Recordaba ese miedo a tener que fiarse de alguien para que te baje, el vacío detrás tuyo cuando te separas de la pared vertical y la sensación de que la cuerda no es suficientemente resistente. En esta ocasión, la pared no era tan vertical y había una pequeña repisa al llegar a la reunión. Estar en esa repisa. Mirar abajo, ver a tu asegurador dándote instrucciones y saber que tienes que ponerte en el borde, de espaldas al vacío y dejarte caer hacia atrás. Sentir que la cuerda que te separa de una caída de veinte metros está un poco floja, que no te sujeta como querrías. Gritas, le dices a tu asegurador que te sujete y que te baje despacio, que no quieres tirones ni sustos. Una eternidad después, o puede que sólo un segundo, la cuerda se tensa y comienzas a bajar.
Vivir de nuevo ese miedo, ese segundo escaso, ha sido una de las experiencias más liberadoras de los últimos meses. Querer gritar y no poder, porque sabes que no va a cambiar nada. Desear que pase pero sin tí, que sea otro el que tenga el miedo, el latigazo recorriéndole la espalda, la asfixia.
Y es adictivo, lo buscas en cada nuevo descenso.
Para rematar las jornadas, llevé la cámara de fotos (ni recordaba cual había sido la última actividad con cámara) y me desquité de lo lindo. El (interminable) reportaje fotográfico se puede ver aquí:
PD esta saludable actividad la organizaron y llevaron a cabo los chicos (son unos jovenzuelos) de Atutiplan. Sólo para que conste.
2 ideas sobre “fotografía — escalada deportiva”
Vaya bueno !! Ya te veo casi peor que Oreixa ;D Vivimos en un «Planeta Vertical», curiosamente yo también me he echado al monte
Un abrazo
si es que estamos como cabras… literalmente 😀