No lo voy a negar: visitamos La Casa Lis porque nos la recomendó mamá. Y nos encantó. Se trata de un museo de Art Nouveau y Art Déco, dentro de un edificio construido por un amante del Art Déco. Es un chapuzón en la estética de los felice años veinte, justo antes del crack de 1929.
Todo recuerda aquellos años, desde el propio edificio, con las ventanas tan vistosas, las enormes cristaleras, las puertas de marcos retorcidos y hasta la cúpula de colores que adorna el techo. Y, en el interior, más de lo mismo. Lámparas, esculturas, cuadros y muebles. La parte más lúgubre la puso una colección de muñecas del siglo XIX y principios del XX que, cuando menos, resultaban aterradoras. Miradas fijas, perdidas, vítreas en cuerpos deformes y mal proporcionados.
Al final, uno se queda con la imagen de los ventanales, hechos de cristales unidos con plomo y no puede resistirse a tirar varias fotos. La pena es que la mejor localización, según mi ojo experto y entrenado, está en el salón de un quinto piso, del edificio situado frente a la casa. Así que, toca aguantarse y tirar de lado.
2 ideas sobre “fotografía: la casa Lis”
Para la próxima ve al edificio y llama al quinto piso, que aquí la gente es muy hospitalaria 😉
Ya en serio, me parecía extraño que te hubieras dejado sin retratar un lugar tan pintoresco. Y estoy de acuerdo en que las muñecas son algo más que siniestras…
Muy buena la foto.
Saludos.
¿A las once y media de la noche? Ni poniendo mi mejor cara… 😀
Y, volviendo al tema de las muñecas, creo que no dejan sacar fotografías dentro de la Casa Lis por las muñecas. O bien tienen miedo de que acaparen la atención y los flashes, o bien saben que pueden volver a la vida y perseguir a los visitantes con un cuchillo. 🙂
saludos