Ayer por la tarde, a eso de las siete y pocos minutos, la luna estaba en su perigeo, es decir, en el extremo de su órbina elíptica más cercano a la tierra, por primera vez en casi veinte años. Para cualquier aficionado a la fotografía, como para los hombres lobo, la luna llena siempre es una muy buena excusa para ponerse a contemplar el cielo y, si además se puede admirar un poco más grande (un 12% mayor, leí por ahí), pues mucho mejor.
Es curioso porque la luna, nuestro satélite, siempre se me ha resistido bastante a la hora de posar en las fotos pero, en esta ocasión y pese a disparar desde una terraza, en mitad de la ciudad, creo que no ha salido tan mal.
La primera foto tiene un poco más de contraste y aparece más oscura que la segunda.
Una idea sobre “fotografía – superluna”
las dos bien, pero la primera ¡¡impresionante¡¡.Besinos.