–¿Cómo llamarías a un servidor que está situado en Infiesto?
–Buena pregunta–, respondí.
Entonces recordé la última vez que estuve allí, tomando unas sidras con él, hablando de nuestras cosas y de trabajo, sobre todo de trabajo. Más atrás en el tiempo, rememoré un puñado de excursiones con los amigos, algunas al monte, otras gastronómicas, siempre entre risas y sidras.
Mucho más atrás, en una era de la que ya no queda ni rastro, me vi junto a güelito en el puesto de bastones, compartiendo un paquete de avellanas crudas y otro asadas con el hermanín. Un mano a mano frenético que terminó con las bolsas en minutos. Fue durante un Festival de la Avellana, a mediados de los ochenta.
–Ablana.
–¿Qué?
–Tu servidor. Se llamará ablana.
–Y encima hacemos patria. Me gusta.
2 ideas sobre “nombrando servidores”
El mejor nombre que podría tener, que capacidad de inventiva…..,y que curiosa la forma de recordar las cosas, estaba acordándome del Sueve….., viaje en el Monoplaza naranja descapotable convertido en transporte de 8 pasajeros mas….Coño, que fresca se mantuvo la sidra to el día, menos mal que uno es un hombre de recursos y tiró de guadaña temprana aprovechando la rosada (rocío, para los foráneos…) y la pación (hierba verde y fresca) conserva mejor que una nevera no frost….
Por cierto, el super-mini tractor sigue funcionando, como un campeón, 31 años y como una rosa…, no, si no hacen las cosas como antes…
tengo un sexto sentido escogiendo nombres de servidores :D. Y no, no hacen las cosas como antes…