«Le hemos echado un vistazo a tus pruebas de taquigrafía y creo que eres el hombre que estamos buscando, muchacho… ¿Te gusta navegar?». Iba a plegarme a mi destino. El almirante parecía un buen hombre y me había tratado como si más que el uniforme, nos uniese la sangre. Por nada del mundo querría defraudarle, sinceramente, pero pensé en el periodismo. Y en mi novia. Y en todos aquellos interminables días de taquigrafía y maniobras, en alta mar, mientras mi director me sustituía por un ciego y mi chica se morreaba con un hambriento. «¿Y bien?… ¿Qué me contestas, hijo?». «Verá, señor,…», vacilé. «Estás enamorado. ¿Es eso, hijo?»
citas, jose luis alvite