Hace unos meses nos llamó una amiga para contarnos una historia de terror, hosting y SEO que, contra pronóstico terminó bien.
Inicio
Resulta que A tiene una PYME muy PYME a medias con una socia y, desde hace varios años tienen una web que inicialmente mantenía ella, a pesar de no tener ni idea y con la que iban tirando. Como suele ser habitual tenían su dominio y su email en todas partes, tarjetas de visita, publicidad y cualquier cosa que pudiesen entregar a clientes y amigos y tenían esa parte cubierta, no como les hubiese gustado, pero era suficiente.
Si, lo sé, esta historia de terror es una mierda… la parte de miedo comenzó cuando se puso en contacto con ellas una empresa que les prometió hacerse cargo de la web y posicionarla en primer lugar en las búsquedas de google para su sector. A cambio sólo tendrían que cambiar de dominio, alojar la web con ellos y usar sus plantillas para rehacerla completamente pero todo seguiría siendo suyo, excepto que ellos se hacían cargo del alojamiento y el posicionamiento. Esa empresa era QDQMedia y si se han cruzado en tu camino, probablemente estés jodido/a y buscando una salida.
La propuesta les pareció bien porque lo que perderían con el cambio de dominio lo ganarían con creces en posicionamiento que, en román paladino significa clientes haciendo cola en tu puerta, o eso les dijeron. Tenemos contactos en google, añadieron para dejar zanjado el tema. Y se cambiaron. Su dominio dejó de ser PymeSL.es para ser GrupoPymeSL.es, encargaron nuevas tarjetas y mi amiga se puso a subir de nuevo la web.
El sistema de plantillas que tiene montado QDQMedia (anteriormente las páginas amarillas que no eran de telefónica) es una mierda: rígido, con un número ridiculamente bajo de opciones, donde tienes que hacer media docena de acciones para cambiar una palabra mal escrita y muy pocas opciones de personalización. Básicamente todas las webs tienen una portada con un apartado pequeño sobre lo que haces, los datos de contacto y un mapa con la localización del negocio. Crear una página sobre una actividad te cuesta una hora cuando ya sabes y poner un aviso con un nuevo horario en la portada es imposible, por ejemplo.
Además, todo lo que hoy entendemos como mínimos en una página web es un extra y nada barato. Pedir un certificado SSL o un tema gráfico que se vea bien en móviles (no ya responsive), significa un incremento sustancial en la factura mensual, muy abultada ya de por si.
Mi amiga aguantó dos o tres años hasta que aburrida de pagar para no poder modificar su própia página web, nos llamó. Sólo quería opciones a los más de setenta euros mensuales que le estaban cobrando.
Nudo
Me bastó un par de búsquedas para saber que QDQMedia, básicamente, engaña sus clientes prometiendo un posicionamiento que no es tal, porque no es donde se esperaría, en google, sino que es en su plataforma. Y hace décadas que nadie busca nada ahí, con lo que estar el primero o el quinto en tu sector y ciudad es igual de insignificante.
Por si fuera poco, el dominio que habían contratado con ellos no pertenecía a mi amiga ni a su empresa, como tiene que ser, sino que el propietario, el administrador y el contacto técnico era una empresa del grupo QDQ. Su dominio, ese que tenían en toda su cartelería, tarjetas de visita y demás, no era suyo, no les pertenecía y no se lo podían llevar.
Básicamente estaban prisioneras.
Cuando un par de meses antes de renovar A recibió una llamada de la comercial de QDQMedia y le dijo que se lo tenía que pensar, el tono alegre de aquella se convirtió en sombrío y la risa en amenaza. Le dijo que no era buena idea porque perderían posicionamiento y con ello, clientes y tras consultarlo, le dijo que el dominio se lo podían alquilar por casi treinta euros al mes. Un ˋ.esˋ cuesta unos diez euros al año, con impuestos.
Desenlace
Lo primero, por urgente, fue hacer una copia de los textos y las imágenes de la web de QDQ, así como de la estructura porque nuestra propuesta fue levantar una web con WordPress en paralelo a ésta y llevar allí todo ese contenido. Lo cierto es que tampoco teníamos muchas más alternativas, casi ninguna puesto ni controlabamos el dominio, ni queríamos la horrenda plantilla o el posicionamiento que no llevaba clientes hasta la puerta.
Teníamos algo menos de dos meses hasta que venciese la renovación y decidimos varias cosas. Una fue volver a contratar el primer dominio, PymeSL.es, y contruir la nueva web alrededor del nombre. Esta vez si, el dominio estaría a su nombre y podrían hacer y deshacer lo que quisieran. También hablarían con QDQ para ver cuanto costaba hacerse con el que tenían cautivo pero, viendo el precio abusivo que pedían, decidimos arriesgarnos y hacerles ver que no lo queríamos con la esperanza de que no lo renovasen y podernos hacer con el correctamente un tiempo después. Esa estratagia funcionó y una semana después de que caducase lo compramos por menos de diez euros, lo pusimos a su nombre que es como tienen que estar los dominios y echó a funcionar redirigiendo el correo y la web a PymeSL.es.
Mientras montábamos la web con WordPress, A recibía emails automáticos para que renovase con QDQ y llamadas de la comercial contándole historias de miedo aliñadas con posicionamientos fallidos. Cuando, un mes antes de la fecha límite le enseñamos la web y le explicamos cómo funcionar con WordPress, se quedó de piedra y comenzó a enumerar lo que le cobraban por el certificado SSL, por un tema gráfico responsive, por esto, por aquello… Creo que entonces empezó a darse cuenta realmente del sangrado al que las estaban sometiendo y no debió ser agradable. Son dos personas llevando una microPYME.
Una semana después la nueva web echaba a andar y estuvo en paralelo a GrupoPymeSL.es durante casi un mes hasta que QDQ se cansó de insistir y cerró el acceso, haciéndola desaparecer. Unos días después compramos el dominio de vuelta sin pagar ni un céntimo de más. Aquello fue lo último que hicimos porque ya se encargaba A de modificar su web a su gusto, añadiendo páginas, avisos, mapas y todo lo que se le ocurre.
Conclusión
El negocio de QDQMedia parece estar basado en el engaño y la apropiación de la identidad digital de sus clientes, con lo que la única pregunta no es si vas a salir de su ámbito, sino cuándo.
Si estás en una situación similar, pregunta, todos tenemos alguien con un poco más de idea en estos temas a quien recurrir y, aunque las opciones no son muchas, las hay.