A veces pasa, se te cruza el cable, ves un sol brillante, alto, altivo a la salida del sótano donde trabajas y te dices, ¡qué coño, me voy de paseo con la moto! Y dicho y hecho, te pasas la siguiente hora recorriendo las carreteras secundarias que hay entre Mérida, Alange, La Zarza y Don Álvaro, para volver a tu casa por la ruta larga, sintiendo el viento golpeándote en todo el cuerpo y cómo el mismo sol que te impulsó a quemar gasolina, te calienta la piel.
Una hora, cincuenta kilómetros recorridos, un tendón del antebrazo derecho tenso como una cuerda de violín y una sonrisa estúpida en la cara, como balance final. Ya casi es primavera…
moto, paseo, sol
3 ideas sobre “sol y gasolina”
Dí que sí, que encontrar placer en las pequeñas cosas es entender bien la vida. Y aunque este año hubo poco invierno, nada tan gratificante como los primeros dias de primavera. Aquí hace buen tiempo, y buena temperatura, lástima que casi nunca coincide con el fin de semana. Cuando coincida, en vez en moto, caminaré largo y tendido. Besos.
n1mh ten cuidado, que estás a un paso de convertirte en motero 🙂
Sí, creo que voy camino de eso… en unos años, me compro una burra de 650 y luego, me saco el carné 😀
En junio del año pasado, nada más llegar a Gijón, en una de las visitas rutinarias, lo primero que hice fue hablar con mi primo y pedirle la moto. Tiene una idéntica a la mía (o quizá es más exacto decir que la mía es idéntica a la suya) y me fui a Villaviciosa por la carretera vieja, disfrutando como un niño en el toys’r us.
No descarto que me den más paranoias como esta, de hecho, tengo ganas de ir al pueblo de eme en moto (150 km.) desde que la compré. A ver si esta primavera…