— ¿Qué pasa?
— ¿La querías? A Alicia. Creo que sí, que la querías mucho. No sé si lo sabías o no querías saberlo… desde hoy sabrás que sí, que la quisiste más que a ninguna otra mujer.
— ¿Qué te agarró? ¿Estás en pedo?
— Te deseo todo el dolor del mundo, Martín. Te deseo un dolor tan profundo, tan intenso, que no lo puedas soportar. Que no te mate, que te mantenga vivo muchos años y que no te abandone nunca. Treinta y seis pastillas y toda la merca que tenía… buena mezcla. ¡No falla nunca!