En Tequilla Connection, el personaje de Raul Julia decía que en la vida no se puede escoger a la familia, ni el barrio donde crecer, que únicamente se puede escoger a los amigos. Lo bonito del asunto es que él se lo decía a su mejor amigo, en el instante en que sabía que lo había traicionado.
En mi caso, mi familia tiene dos caras: una más visible y otra que las mata callando. El mayor exponente de la primera se pasa por estas páginas todos los días laborables, a eso de las ocho y media de la mañana y hacia las nueve de la noche. Puntual como un reloj, suelo recibir avisos del correo con los comentarios de Mamá (así, con mayúsculas) antes de las nueve de la mañana de cada día. Por si no hubiese sido poco el asma infantil, las plantillas para los piel valgos, las gafas y una larga lista de enfermedades y puñetas, mi madre se dedica a jalear cada pequeño conjunto de letras que dejo aquí, por insulso que sea, cada foto que saco cuando me ataca el síndrome del japonés vacacional y cada absurda tontería que imagino. Todo, absolutamente todo, tiene un lado bueno que Mamá se encarga de encontrar, notificar y revelar al mundo. Sin excepción. Esto sí es hacer afición y no lo del fútbol. Gracias, mami…
Con la otra cara de la familia, la más seria (a priori, que la herencia es la herencia) comparto un físico peculiar, una adicción al Ventolín y un montón de aficiones, desde la buena mesa y el buen vino al escurridizo arte de la fotografía, pasando por un sentido del humor muy particular, muy Martínez, que habita entre la ironía y el cinismo. Humor inteligente, absurdo y cargado de mala leche. Y digo que es la parte de la familia que las mata callando con conocimiento de causa, porque yo soy así y porque es mi padre el que nunca aparece por aquí, el que no deja comentarios, pero el que me envía correos electrónicos con un enlace y una nota: ¿te recuerda a alguien? Tal parece que el tal Maxi, el autor, conozca a tu madre…. Papá, cada día das más miedo.
El texto, altamente recomendable, porqué no decirlo, comienza así:
MAXI RODRÍGUEZ -…Bueno, y hasta aquí esta somera disertación acerca de mi libro.
-¡Bravo, bravo!
-En fin… No sé si queréis comentar algo…
-¡Bravo, bravo!
-…Alguna duda, algún matiz…
-¡Acojonante! ¡Yes el mejor!
-Mamá, por favor…
(…)
(contínua en El Día del Libro, de Maxi Rodríguez)
Luego, volveré a la tierrina a por víveres (algo verde que llevarse a la vista, un poco de clima frío en agosto y unas gotas de lluvia) y Mamá me hablará del blog, de lo bien que escribo y de lo mucho que le gusta leerme y Papá se sentará al ordenador (mi ordenador, no hay que olvidarlo) y comenzará a pasar las fotos de los últimos tres meses para enseñarnos a eme y a mí lo que ye una montaña y no eso que hay en Badajoz.
Y yo me acordaré de las tardes de domingo que pasé sentado en la barandilla del puerto, con una tormenta de espanto y el viento azotando fuerte, porque no podía respirar y el médico insistía en que la humedad era buena para mis bronquios. Y sólo podré decir una cosa: te jodes, Raul Julia, porque tu personaje no tenía ni puta idea de lo que es una familia.
familia
3 ideas sobre “yes el mejor”
Y tanto que Raul Juliá se jode! Como que lleva muerto unos años… 🙂
Por mi parte, toda mi familia (excepto mi hermano y sobrino, claro) son analógicos. Pero analógicos de los de verdad. De los que no usan ordenador y, si pueden, no dejan que los demás lo usen.
De hecho, uno de los problemas más grandes que tuve con mi padre durante mi adolescencia fue que decidí dedicarme a una profesión que, por desconocimiento (y parte de mi culpa, tengo que decirlo), asociaba al fracaso escolar, a la corrupción de las mentes y me abocaba a la mas absoluta pobreza (de mente y de cartera).
Ahora mi padre está mas tranquilo, porque ha visto que no he acabado como habitual en la cocina económica. Eso si: Los ordenadores son lo peor de lo peor, y si por él fuera, mis sobrinos no deberían tocarlos nunca.
De todas formas, estoy de acuerdo contigo en que la familia es la familia, y es una suerte tenerla… pero creo la familia no es solo la gente con la que te une la sangre… a veces alguna gente con la que te une la sangre, sencillamente, no son familia.
Papá cada día me dás más miedo¡, pues como tu bien dices, eres Martínez y tú tambien a veces me lo dás a mí. Yo tengo mucho sentido del humor y me parece genial, real y divertido el texto de Maxi y la ilustración, animo a que lo lean, pero no me siento aludida, cuando digo que escribes bien, no lo hago porque sea tu madre, sino porque lo creo así, tienes sensibilidad, visión distinta de las cosas, aunque a veces considero que eres un pelín ácido, el leer tu página, me acerca más a tí y a tus pensamientos, y como sabes que soy muy participativa, intento dar simpre mi punto de vista, aunque meta la pata.Tambien me gustan tus fotografías, creo que lo comenté alguna vez. Besos.
Si es que con comentarios como los de Mamá, poco más podemos decir!!!